Ecos de campanas


Escuchad las campanas
que lanzan sus ecos
a ese cielo que recoge su tintineo.
Escuchad sus notas de alegría o dolor
que desvelan a los mortales,
ese vaivén acompasado...
que voltea al viento sus badajos.
Campanas mensajeras
que abrazan los aires claros,
que vigilan nuestras tierras
desde el campanario,
y ven el sol que despierta las mañanas,
y declinan las tardes en su ocaso.
A veces escuchamos enlutados...
la llamada inflamada
de los sones que entonan sollozantes
el sentir de las sombras,
con su fúnebre crespón
Otras sus bandeos
transmiten alegría y fulgores
a las gentes del pueblo,
que enarbolan sus fiestas
de colorida ilusión.
Tocan y tocan entre revuelos de palomas,
que alzan sus vuelos sobresaltadas
por el tan, tan, de sus ecos.


             Jesús Aragonés. (Maneles )

El Falconero

Me fui andando al atardecer
camino del falconero,
me acompañaba una mariposa
y el cántico de un jilguero,

volviendo a recordar

aquellos años efímeros.
Allí se baño mi infancia
y aprendí a nadar sin miedo,
allí sentí las aguas
aquellas aguas del abrevadero,
bajo la congoja mirada

de las ranas que saltaban
para evadir nuestro encuentro.

Aún croan cautivas en el estanque
felices cuando me vieron
marcharme...de nuevo al pueblo.

              Jesús Aragonés. (Maneles)

Cabezo Arcil

Viejo Arcil no temas
se marcho ya la guerra,
aquella que dejo en tu rostro
esa honda cicatriz abierta.
Viejo Arcil de tierra herida,
obelisco de roja arcilla,
mirador de cuevas tupidas,
donde las hojalatas crujían
entre silbidos de balas vacías
y sonaban chirridos de dientes y astillas.
Donde rubrico el hierro incandescente
aquella vergüenza encendida.
Viejo Arcil no temas
se marcho ya la guerra
ya crecieron los pinos en la Facera,
los olivos en San Blas.
Ya florecen los almendros
y verdean viñas y sementeras.
Viejo Arcil no temas,
ya no tiembla la tierra.

           Jesús Aragonés. ( Maneles )

Ya vuelven los almendros

Ya vuelven los almendros
de ceñidas florecillas henchidos,
a llenar de esplendor nuestros campos vacíos,
donde la hermosa tierra despierta
entre verdes sementeras y viejos olivos.
Ya vuelven los almendros erguidos
con sus ramos nacarados,
a engalanar las tierras que vivo,
con sus aureolas tempranas
que deleitan los caminos.
¡ Lucid almendros vuestros encantos
presentes en ese abril florido!,
que llegó la primavera fresca y lozana
dejando en su regazo...el frio dormido.

                         Jesús Aragonés. ( Maneles )

Veleta... “Bachana”

Desde el aire se ve

aflorando en Muniesa

esa espigada torre, octogonal,

de perfiles mudéjares
que tiene en el pueblo, la iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción.
Y, arriba en la cúpula
como anagrama, esculpido en hierro
gira sobre el eje, esa veleta
moviendo, sus láminas finas.
Y no hay confines, “veleta bachana”
que no apunte esa flecha vana
ni en el pueblo, hubiere casa
que no puedan verte en sus ventanas

ni aún a oscuras en la noche
ni en soledad, de madrugada.
Las nubes, se las lleva el viento
y aún mudos y quietos
tu dulce joya en la atalaya

vigilas sus pasos...solitaria.
Pasarán sobre ti, las nubes volando
pasarán, palomas y golondrinas
no habrá cobijo que te guarde
allá arriba, de las lluvias
ni sosiego que te calme
cuando lleven, los aires su furia...
Llegará el “cierzo” de Moneva.

El “morisco” de Alcaine,
y vendrá de Blesa el “regañón”,
de las cocutas el “cocutero”,
y el “solano”... de Alacón,
y soplara el “bochorno” de Huesa

trayendo calor.

Resiste esa veleta en la atalaya

luchando allá arriba... solitaria

como heroica, Agustina “bachana”
contra esos vientos guerreros
que surcan, esta comarca.

              Jesús Aragonés. (Máneles)

Cuando se enfría mi pueblo

Ya no se oye la cigarra sonora

resonando lisonjera,

ni danzan...las golondrinas azoradas

en su veloz carrera.

Ya no decoran las flores el pueblo

con su hermosura fresca

cuando asoma el invierno,

y palidecen sus macetas.

Cuando se enfría mi pueblo,

y cuelgan cristalinos carámbanos de Murano

ornando en los aleros sus tejas.

Cuando se enfría mi pueblo

y el silencio melancólico cabalga

por sus callejuelas estrechas,

por sus avenidas claras,

y brilla en los hogares

la lumbre... que deja la carrasca.

Mientras los campos duermen su letargo,

bajo ese manto...que cubre la nieve blanca.

                Jesús Aragonés. ( Maneles )

El trigo


¡Qué placer mirar los campos labrados!
y ver crecer en ellos sementeras,
verdores de lejanas primaveras
que brotan, en los eneros nevados.

Humilde trigo de otoño sembrado
que con brillante fulgor encendido
renaces de nuevo a la vida erguido,
en los surcos que ahondó el templado arado.

Y entre cortinas de lluvias y vientos,
claras lunas y soles espléndidos,
van cogiendo color las sementeras,

que transforman los campos verdecidos
en doradas tierras de mil banderas
donde ondearan curtidos sentimientos.


                            Jesús Aragonés. (Maneles)

El cabezo San Blas

¡Hola San Blas!,
¿qué hay de tu vida viejo?,
¿ cómo van esas tierras de
de tomillos nuevos?
Sigues ahí arriba...
mirando a tu pueblo,
al compás de los años
con los susurros del viento..
Mirando Las Torrazas, La Facera,
La pared de los Moros, El Reguero,
compañeros tuyos, viejo amigo...
que envejecen lentos.
Si te hiciesen un balcón o mirador,
y una senda en tu costado,
subiríamos a contemplar
el flujo de nuestras tierras
que fluye en la sabia de los árboles,
y amapolas rojas que sonríen airosas
en los campos dorados...
espejo de melancólicos recuerdos
que forjaron a viejos arrieros,
en desnudos y áridos llanos.
Subiríamos a contemplar
el sonar de las esquilas,
que suben y bajan ondulantes
con el guía que mueve el pastoril cayado.
Subiríamos a contemplar
el verdor de humildes huertos
que ornan nuestro pueblo.
A contemplar buitres de anchas alas
que duermen en tu lecho,
y palomas blancas que levantan
desde el campanario su vuelo.
¡Oh cabezo San Blas!...
amigo de tomillos y aliagas,
que ves envejecer nuestras vidas,
y volar...nuestras almas.


                   Jesús Aragonés. (Maneles)

Esa mar nostálgica 

Siento la mar
de la España alta
que cautiva mis anhelos.
La mar azul...
de las montañas verdes,
y los prados húmedos.
La mar fría y ondulante
de arenas brillantes,
la mar...de acantilados vivos.
Esa mar de espuma blanca,
esa mar...
espejo celeste de cielo divino.
Siento esa mar que brama
agitando mis recuerdos profundos.
Esa mar indomable y bravía 
de horizontes abiertos,
que arrulla sus aguas
con la brisa del viento,
la magia de la luna clara,
y el alma... del marino muerto.


         Jesús Aragonés. (Maneles)

LAS TORRAZAS 
( MUNIESA ) 



Cuántos silencios palpitan
en esas pendientes abruptas
que aviva el rescoldo pagano.
Donde la luz incandescente
de aquel Dios, ya obsoleto,
sigue irisando los espíritus
de aquellos domadores de metales,
caldereros de arcillas,
que habitan en el lubricán
de esas viejas montañas.
Cuántas historias delatan
los restos inmortales
de aquellas culturas artesanas
que danzan...en el declive de sus laderas,
mitigando la desnudez de sus rocas.
Donde el té germina
en sus paredes ancestrales,
y el aroma de las hojas se esparce
sobre sus calizas serenas.

      Jesús Aragonés .  ( Maneles )